viernes, 6 de julio de 2012

La primera noche más hermosa


Son las doce. Es la hora bruja en la que los hombres sufren su metamorfosis, en lobos o en corderos, bajo la atenta mirada de una luna orgullosa de su esferidicidad perfecta. Es el momento, tras las implacables campanadas, en que las cenicientas corren con el corazón desbocado para evitar el desvanecimiento público del efímero hechizo, mientras pierden su zapato en una maniobra del subconsciente para dar con su príncipe. Es la linde temporal que separa un día del siguiente y, después de trescientos sesenta y cinco, se convierte en ese instante mágico en el que el mundo entero decide cambiar de año, de decenio, de siglo...

Son muy pocos los objetivos que, a lo largo de su convulsa historia, han puesto a la Humanidad de acuerdo y, uno de ellos, es la logística para estructurar el tiempo, la metodología para dividir las noches y los días; horas, minutos y segundos que anteceden al milagro del amanecer o dibujan en el horizonte el prodigio del crepúsculo, que da paso a un mundo onírico, de visiones, enigmas y secretos, en un perfecto equilibrio entre lo real y lo fantástico, entre ciencia y tradición.

No cabe duda de que hablamos de un instante emblemático, un símbolo de inspiración. Hay algo mágico en la medianoche. Algunos suspenden o ralentizan su biorritmo,mientras otros entran en la fase de mayor creatividad, convirtiendo la noche en yacimiento de ingenio y producción.

La noche más hermosa quiere ser un espacio para compartir experiencias, reflexiones, dudas, sentimientos, indignación o ternura, realidad patente o secretos inconfesables. Un feedback de anhelos e ilusiones, de esperanzas y proyectos, de obstinación y arrepentimiento. Un tiempo en el que los aliados de la noche daremos rienda suelta al pensamiento estructurado y a los sentimientos vehementes y enajenados. Entre todos formaremos un ejército de aves nocturnas tan crítico con nuestro entorno y sus derivados, como sensibles a la realidad de nuestros semejantes, que cada día se asomarán a esta ventana para contemplar la noche más hermosa. En nuestra mano está que así lo sea.

Bienvenidos a esta aventura. Espero que nos mantengamos eternamente unidos en la estancia azul cuando la última campanada nos indique el retorno cíclico de nuestra dimensión espiritual, de la conexión con nuestro yo más íntimo y la interrelación con nuestras almas gemelas...

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