domingo, 18 de noviembre de 2012

Mientras duermen los payasos.

Hoy Don Pepito parece desorientado. Ha perdido a Don José. La díscola Turuleta, con sus patas de alambre y su cresta lacia, por una vez y sin que sirva de precedente, pondrá sus huevos en el corral, y Susanita y su ratón chiquitín dormirán abrazados junto al radiador para mitigar el gélido estremecimiento que hoy recorre la espina dorsal de varias generaciones de españoles.

Emilio Aragón, Miliki, nos ha dejado.

A los niños de treinta, cuarenta y cincuenta años hoy nos cuesta respoder ¡¡¡¡¡B I E N!!!!!! ante aquella machacona pregunta ¡¡¡ ¿Cómo están ustedeeeeeees?!!! que desde la pequeña pantalla de dos canales, nos demandaba cada tarde un grupo de payasos, en la década de los setenta. Aquellos cómicos forman parte de nuestra vida, de nuestro bagaje personal, de nuestro ADN intransferible. Nos acompañaron junto al bocadillo de Nocilla, intercambiaron cromos con nosotros a la salida del cole, y se sentaron en la mesa familiar donde nuestra madre desgranaba los guisantes, mientras el abuelo leía a Marcial Lafuente Estefanía fumando sin tregua sus sempiternos celtas cortos, y los pequeños hacíamos los deberes. Permanecieron a nuestro lado en la adolescencia, al abrigo del primer amor, nos vieron crecer y multiplicarnos, madurar, licenciarnos, democratizarnos, ser padres jóvenes y lozanos abuelos.

Es cierto y verdad. Una vez hubo un circo que nos alegraba el corazón. En cuanto sonaban los primeros compases de sus populares canciones infantiles, las tarareábamos una y otra vez, sin pudor y con desenvoltura, padres e hijos, hermanos y primos, amigos y vecinos. ¡¡¡¡Qué levante la mano quién no haya cantado alguna vez Feliz, feliz en tu día !!!, que pasará a la historia como la contrarréplica hispana al anglosajón Cumpleaños feliz.

Miliki pertenecía a una estirpe de artistas circenses, a una saga de comediantes ilustres que engrandecieron el mundo de la farándula, tantas veces denostado injustamente. Gracias a él, el término payaso abandonó para siempre cualquier matiz peyorativo, recuperando su mejor acepción: "artista que hace reír", Pero este titiritero singular no se paró en las barras de la gran nariz roja y los zapatones, sino que nos obsequió con su buen hacer al otro lado de las cámaras, consiguiendo un excelente resultado en el complejo e impredecible mundo del cine y las comedias musicales.

Pero yo, sin dejar de sumarme a todos los homenajes habidos y por haber, quiero, desde aquí, dar un paso más y honrar la memoria de Emilio Aragón, escritor. Durante los últimos tiempos, nuestra común agente literaria, Déborah Albardonedo, nexo imaginario pero tácito, ha intensificado la necesidad y la oportunidad de este sincero y emotivo recuerdo. Mi admiración y respeto por el Miliki novelista. "La providencia" y "Mientras duermen los murciélagos" son auténticos derroches de imaginación plagados de personajes inolvidables.



Esta noche no estamos ¡¡¡BIEN!!! Pero como dicen los artistas: "El espectáculo debe continuar" y Miliki, el payaso amigo de los niños y de los no tan niños, así lo hubiera querido. Pero, si de repente, su barba se redujera a tres largos pelos, o le picara imperiosamente la nariz, se encontrara con Ramón chutando fuerte y metiendo gol, o se cruzara en su camino el auto feo de papá, corra y asómese a la ventana. Seguro que entre la Osa Mayor y la Osa Menor, hay un cuerpo celeste más brillante, que parpadea intermitente con un guiño de complicidad, en un intento por transmitirnos pasión por la vida y alegría al corazón. Es la estrella de los inmortales.

Descanse en paz, Emilio Aragón, artista, escritor y compañero !







martes, 13 de noviembre de 2012

La noche en que los árboles nos dejaron ver el bosque



Siempre he pensado que el otoño tiene algo mágico.Pero si nos paramos unos minutos a reflexionar sobre el origen del encantamiento, fácilmente concluiremos que los principales responsables del embrujo son los árboles. Se visten y se despojan, cambian de color, de forma, se desdoblan, se retuercen, dilatan su tronco o crecen como enhiestos surtidores de sombras y sueños.

¡Qué bonito está el jardín! o ¡En esta época del año el parque luce en todo su esplendor! Estas son frases que todos hemos dicho alguna vez al admirar la espectacularidad de los oasis urbanos, tan limitados en su extensión como en su variedad botánica. Por ello, cuando recorremos los bosques navarros de la Selva de Irati, uno de los hayedos más vastos de Europa, con una extensión superior a las 17.000 hectáreas, la fascinación desborda nuestros sentidos. Si, además, los que nos internamos en la espesura perseguimos una aventura que nos ayude a cambiar el escenario de la gran ciudad en la que vivimos atrapados, nuestra resistencia se convierte en nula ante la seducción del paisaje. Y si, por añadidura, al penetrar en el corazón del bosque, nos dejamos acariciar por el silencio, exclusivamente roto por los sonidos propios del lugar, no es de extrañar que empequeñezcamos ante la grandiosidad de la naturaleza. Y, para terminar, si en el colmo de la fortuna, la compañía en la que realizamos la peripecia es excepcional, sin esperarlo ni preverlo, sin duda, la experiencia se convierte en casi mística.

Es un placer recorrer tesoros naturales de incuestionable valor ecológico, en estado casi virgen y en el corazón del pirineo navarro. Joyas naturales como el embalse de Irabia o el paisaje kárstico de Larra, los valles de Aezkoa y Salazar, salpicados de pueblos donde parece que el tiempo se hubiera detenido. Nunca un bosque estuvo tan vivo. Transmisor de multitud de sensaciones, en las que intervienen todos los sentidos. El encuentro a solas con la naturaleza, el rumor del agua entre hayas y abetos, el frescor de ríos y arroyos, el sonido huidizo de los animales, el olor de los frutos del bosque, la suavidad del manto de musgo y hojas caducas que cubren el territorio en toda su extensión, sin ocultar los senderos por los que, sin empeño premeditado, el viajero se siente invitado a recorrer como consecuencia de su hipnótica belleza. Imágenes captadas por nuestras cámaras y teléfonos, pero, sobre todo, por nuestra retina que las depositará con mimo en la zona del cerebro donde se ubica la memoria de los recuerdos más bellos y entrañables.

No me cansaría de ensalzar cuanto la naturaleza ha puesto ante mis ojos en unos pocos días, pero hoy, por encima de las excelencias del paisaje, quiero loar a mis compañeros de aventura. Nueve personas de procedencias y edades dispares, con profesiones e intereses heterogéneos, con historias personales singulares y asimétricas, desconocidas entre sí hasta el mismo momento de iniciar el viaje. ¿Cómo se puede compartir el reducido espacio de una furgoneta con tanta camaradería y complicidad? ¿Cómo se puede ser solidario, generoso, desprendido y complaciente y anteponer el bienestar de los demás al propio con tanta facilidad, como si no costara esfuerzo? Es como si saliendo de nuestro ecosistema, abandonáramos los malos hábitos, la intolerancia, el egoísmo y la cortedad de miras y el nuevo escenario lograse sacar lo mejor que llevamos dentro. ¿Por qué entonces somos tan ingobernables? ¿Es nuestro hábitat el responsable de nuestra transformación de Jekill en Hide?

¡Gracias, compañeros! Gracias por dejarme disfrutar de los árboles sin perder de vista la perspectiva del bosque. Nada de esto hubiera sido igual sin vosotros. La belleza del paisaje se duplica cuando se comenta, la excelencia de la comida se multiplica cuando se brinda con un vino de la tierra, las veladas son inigualables cuando se ríe en buena compañía delante de un chupito de buen pacharán. Nadie mejor que vosotros sabéis de lo que hablo.



Ya nadie duda de los beneficios de caminar, que se convierte en una actividad física saludable para los que no pueden o no quieren realizar el esfuerzo que requieren otros deportes. Pero esta actividad compartida crea lazos de amistad tan esperanzadores como psíquicamente ventajosos. 

Gabriel García Márquez escribió: "Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pídele al destino la fuerza y la sabiduría necesarios para saber expresarlos y demuestra a tus amigos lo mucho que te importan". Bueno, pues me importáis... y mucho, y espero que el destino, más pronto que tarde, me dé la oportunidad de demostrároslo de nuevo. Hasta entonces, seguiré haciendo camino al andar con vuestro recuerdo en mi corazón. 

Buenas noches y buena suerte "Iratis". Hoy me adormeceré con el doblar repetido de las campanas de Isaba.





viernes, 19 de octubre de 2012

Una noche sin ánimo de lucro.



        

Cuando pensamos en las grandes Hazañas de la Humanidad, automáticamente nuestra memoria rastrea hasta dar con Cristóbal Colón, descubridor de América, Armstrong, Aldrin y Collins, conquistadores de la Luna, o Hyllary Edmund, primer alpinista en alcanzar el techo del mundo y poner un pie en la cima del Everest. A estos acontecimientos prodigiosos, podemos sumar recientemente el heroico salto desde la estratosfera del austríaco Félix Baumgartner, rompiendo la barrera del sonido y pulverizando tres récords de una sola vez. Hasta aquí todo correcto...

Pero, hoy y ahora, quiero romper una lanza en favor de otras hazañas no menos legendarias, esas cotidianas, silenciosas, perseverantes, laboriosas, sin pretensiones ni dobleces, que llevan a cabo dos mil hombres y mujeres, voluntarios de los 54 Bancos de Alimentos españoles, cuyo desafío épico no es ni más ni menos que el auxilio a los desfavorecidos, la salvaguarda de los necesitados, la reparación de la injusticia y el amparo de los vulnerables y excluidos. Y, yo me pregunto, ¿ hay hazaña más notable y extraordinaria que la lucha sin tregua en favor de los desheredados de la tierra y bienaventurados por el hijo de Dios ?

Como primera reflexión y al hilo de lo expuesto, me gustaría aportar unas breves consideraciones sobre nociones tan presentes en nuestra vida como la solidaridad o el voluntariado. Aunque ambos conceptos están estrechamente relacionados, no son sinónimos, tampoco un concepto conduce necesariamente al otro, pero sí es importante apuntar que por medio de la solidaridad se puede llegar al voluntariado y que, en bastantes ocasiones, el voluntariado descansa en la solidaridad. Por la solidaridad, salimos de nuestro yo y nos acercamos al otro, y al encontrarlo nos encontramos a nosotros mismos. Para otros, más pragmáticos, la solidaridad podría definirse como la materialización de la obligación natural de los individuos y los grupos humanos de contribuir al bienestar de los que tienen que ver con ellos. Llegados a este punto, tengo que concluir que el nexo entre voluntariado y solidaridad es el altruismo, concebido como un comportamiento generoso no guiado por el propio interés. Los voluntarios, además, son personas que tienen sus necesidades cubiertas, y que disponen de ese bien que es precioso e irremplazable: el tiempo, es decir, que destinan parte de él a actividades y servicios que redundan en favor de terceros y, todo ello, desde la gratuidad económica que generan sus intervenciones.

Pero es preciso añadir que la solidaridad es una respuesta a la injusticia, porque en la sociedad del siglo XXI no todos participamos de los recursos de la misma manera. Por eso, desde el voluntariado y la solidaridad, se debe mantener una visión crítica, porque al realizar acciones solidarias en pro de mayores cotas de bienestar social, lo que perseguimos es que lo conseguido solidariamente para los demás se convierta en un derecho que, con el paso del tiempo, se consolide en nuestros receptores. Este aspecto crítico viene al hilo de que, en ningún caso, hay que olvidar que la solidaridad del voluntariado nunca podrá sustituir el derecho al bienestar social que deben facilitar las Administraciones públicas. De manera que, a través de la educación formal y no formal, es preciso inculcar a niños y jóvenes la creencia de que, además del derecho a la salud, a la educación, al voto, etc... existen otros derechos sociales que deben estar cubiertos desde el ámbito público, con el fin de atender las necesidades de integración, de convivencia, de sociabilidad, que igualmente demanda el ser humano.

Bueno, pues, por fin, llegó el ansiado día. Hoy, 26 de octubre, la Federación Española de Bancos de Alimentos, a través de su presidente, José Antonio Busto Villa, recibirá oficialmente el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en su edición de 2012, de manos de S.A.R. Don Felipe de Borbón. Hora es, por tanto, de dedicar un sincero homenaje a ese ejército de voluntarios que en compacta formación, como las legiones romanas, planta cara a diario a las dificultades en las que se desarrolla el devenir de una parte de nuestros compatriotas, lamentablemente, más numerosa cada día. Justo es recordar, al mismo tiempo y en análogo nivel, a las 3.000 empresas privadas y entidades bancarias que colaboran con la Federación en esta gesta singular, motivo de exigua atención por parte de los informativos.


Conocí a José Antonio de una manera casual, como entran en nuestra vida las personas decisivas. Desde el minuto uno en que cruzamos las primeras palabras, me habló de su labor al frente de los Bancos de Alimentos, transmitiéndome, sin sombra de duda, que son su leitmotiv. De tal manera me "sedujo" que, más pronto que tarde, estaba considerando la posibilidad de colaborar con el proyecto desde mi condición de escritora, para lo que, como no podía ser de otra manera, me puse a su entera disposición. Con el tiempo, nuestra amistad se ha ido haciendo más sólida, al mismo tiempo que los Bancos se han convertido en una auténtica génesis de paliativos para los que carecen de lo básico. Han pasado los años y muchos más se sucederán, pero presiento que yo ya he quedado trabada a los Bancos para siempre.

La gestión de una organización tan compleja requiere no sólo de una mentalidad altruista y de un esfuerzo solidario, sino de auténticos conocimientos en dirección y administración de empresas, que solventen con éxito los mil y un problemas que surgen cada día cuando se trata del gobierno de unas estructuras repartidas por toda la geografía española, donde los medios son precarios y en los que se manejan cifras como estas: la dirección de 54 sedes sociales, la coordinación de 2.000 trabajadores voluntarios, la distribución de más de 100 millones de kilos de alimentos a un total de 1'3 millones de receptores. Todo ello implica la gestión de una intendencia por valor de 280 millones de euros, que se afronta con unos gastos de transporte y distribución, además de otros pormenores, calculados en 2.800.000 euros, aproximadamente. Es decir, por cada euro que reciben, los bancos lo transforman en cien. Tal vez podrían aprender del buen hacer de los hombres y mujeres que dirigen la organización, tantos gestores de lo público, para los que cualquier parecido con lo que significa optimizar los recursos es pura coincidencia.


En tiempos en los que parece inverosímil encontrar héroes consuetudinarios, que escapen a la tentación hipnótica del dinero, los españoles de bien nos descubrimos ante tanta generosidad, capaz de generar confianza en la Humanidad.

Enhorabuena, José Antonio. Felicidades a todos los hombres y mujeres que hacen posible este proyecto. Sois un ejemplo y la sociedad está en deuda con vosotros. Felicidades sinceras igualmente a todos los premiados en esta edición, cuyo denominador común, como en ninguna otra, parece ser la preocupación por mejorar este mundo convulso, injusto e inmisericorde que nos ha tocado vivir.

Buenas noches, a todos los voluntarios del mundo, tras un gran día difícil de olvidar.

sábado, 13 de octubre de 2012

Una noche con machismo y alevosía.

Termino de leer un interesante artículo que firma Carmela Díaz sobre El Nuevo Machismo, y no puedo evitar la tentación de reflexionar al respecto.

62 mujeres fueron asesinadas en España durante el año 2011, como consecuencia de violencia de género.

Es una axioma incuestionable que el poder del hombre sobre la mujer acompaña la historia de la Humanidad desde que el mundo es mundo. Un dominio masculino que, a pesar de la cultura, la libertad y la independencia de las que hoy gozan las mujeres, aún parece estar muy lejos de ser erradicada. En España, entre los años 2007 y 2011, más de trescientas de mis congéneres han pasado a mejor vida, gracias al "amor" de sus compañeros, parejas o ex parejas.


Ya en la Prehistoria, el hombre fue el cazador valiente, el aguerrido y fuerte macho, mientras su compañera se quedaba en la cueva cosiendo las pieles, cuidando a los hijos y a los pocos ancianos que llegaban a la vejez. Pero hasta nuestros días también llega, por la vía de la religión católica, la premisa de que la mujer pertenece al hombre, siendo creada por Dios a partir de una de sus costillas. Para la Iglesia oficial, el papel de la mujer se reduce al de consorte y acompañante, porque, en realidad, el Creador se apiadó de la soledad del ser creado y le facilitó una compañera.

Aristóteles decía que "La mujer es un ser inferior, un varón deforme o un hombre al revés" y Sigmund Freud, que se dedicó durante décadas a analizar el pesamiento de la mujer, concluyó sesudamente que todo el problema radica en que las féminas sentimos "envidia del pene".
¡¡¡¡ Qué cosas !!!

¿Y si todo fuera mentira? Porque no hay que olvidar que la historia del mundo ha sido escrita por varones. Es ahora cuando se sabe que la mujer Cromagnon acompañaba al hombre en las cacerías, y que la historia de Adán y Eva, la manzana y el pecado original, antiguo dogma de fe para los católicos, ya no supera un somero análisis teológico. Gracias a la ciencia sabemos que la mujer no es un hombre al revés, sino un ser completamente diferente, física y psíquicamente. Que no solo no es inferior, sino que puede superar con creces hazañas tradicionalmente masculinas. Y... está demostrado, en la actualidad, que no envidia ninguna de las partes del cuerpo del hombre, porque bastante tiene con entender y sobrellevar la idiosincrasia de su propia naturaleza.

¡ Caro precio paga una sociedad por las desviaciones de algunos de sus miembros ! 62 vidas truncadas, que ya no tendrán historia y cuyo recuerdo se perderá, más pronto que tarde, entre las estadísticas y los porcentajes que arrojan los sondeos de opinión. Pero lo peor es el tratamiento que, en demasiadas ocasiones, la Justicia hace de este problema cuando le toca el turno de pronunciarse. Desde julio de 2003 a julio de 2004, o sea en sólo un año, responsables de la Federación de Mujeres Progresistas han identificado, por la vía de los medios de comunicación, 80 sentencias machistas. Quien no recuerda el "caso de la minifalda" juzgado por la Audiencia de Lérida, cuya sentencia fue ratificada por el Tribunal Supremo. O el caso de Latifa Daghdadh, víctima de violencia de género por parte de su marido y a quien un juez consideró que no daba el perfil de una mujer maltratada, porque "vestía a la moda y llevaba anillos, curiosos pendientes y gafas grandes". La Audiencia de Barcelona condenó a pagar 90 euros a un hombre que golpeó salvajemente a su pareja e intentó prenderle fuego con un mechero. De juzgados españoles emanan sentencias que recogen afirmaciones de este tipo: "Llamar zorra a su ex mujer no es un insulto, sino una calificación que hace referencia a su astucia". "No hay dominación en dar patadas a su mujer en el suelo". "Amenazar de muerte a su mujer por pedir el divorcio no es delito". "Dormir en el suelo por miedo al marido no es maltrato", "Lesionar a la esposa no siempre es violencia de género". Y así..., suma y sigue.

Y, hete aquí que, emergiendo de las profundidades de la ciencia-ficción, aparece un "caballero" español de 71 años, o sea educado a la antigua usanza, José Manuel Castelao Bragaño, a quien el Ministerio de Empleo nombra, con pompa y boato, presidente del Consejo General de la Ciudadanía en el Exterior. Al segundo día en el ejercicio de su cargo, de su boca sale esta perla: "Las leyes son como la mujeres, están para violarlas". Y, yo me pregunto, ¿este descerrajador de los más elementales principios de la convivencia humana estará casado? ¡ Pobrecilla su señora ! Y me sigo preguntando, ¿y tendrá hijas? ¡ Dios mío, espero que no ! Para colmo, asegura que nadie le ha pedido que dimita de su cargo y que lo hace por motivos personales, que nada tienen que ver con esta desafortunada declaración.

Llegados a este punto, me cuesta opinar sin utilizar un lenguaje obsceno y barriobajero sobre la catadura moral de este representante de la ciudadanía española, a quien pagamos todos con nuestros impuestos. Desde aquí y controlando el calentón, no sólo exijo al Partido Popular que lo expulse de sus filas, sino que insto a las asociaciones de mujeres e instituciones públicas o privadas que luchan contra la lacra abominable del machismo y la violencia de género, que estudien seriamente la posibilidad de querellarse contra este varón. Mientras tanto y para abrir boca, yo le haría copiar mil veces,



Con demasiada frecuencia me planteo la siguiente cuestión: o yo no comprendo a los hombres o ellos no me entienden a mí. ¡¡¡ Vaya usted a saber !!!

En los albores del siglo XXI cada vez es más frecuente ese prototipo de hombre seguro de sí mismo, autocomplaciente, sobrado y prepotente, que se aturde frente a una rebelde convencida, que no pide permiso para actuar y que establece como primer punto de su decálogo existencial hacer lo que le da la real gana. Entonces, estos machos se descolocan, se ofuscan y se desorientan ante féminas que les plantan cara sin contemplaciones y les tratan de tú a tú.

Los hombres contemporáneos se llenan la boca de proclamar a los cuatro vientos su concomitancia con la manoseada "igualdad", pero a la hora de la verdad, ésta no es más que un término impuesto que se queda en los papeles. Tan modernos ellos, tan sensibles, con esa mentalidad abierta, creen que por repartir las tareas domésticas, equiparar los roles familiares, trastear en la cocina, practicar una paternidad responsable y aceptar una sexualidad femenina activa, han desterrado de sus vidas el machismo de antaño. ¡Pero qué va! En sus fueros internos persiste un temor ancestral, un rechazo innato hacia las hembras que manejan las riendas de su vida sin dependencia económica ni emocional de ningún tipo. El machismo actual es encubierto, velado, sofisticado, casi invisible por políticamente correcto, pero sibilino y perseverante.

Tener que demostrar constantemente la valía en trabajos de responsabilidad, es machista. Justificar por sistema una soltería elegida, es machista. Cuestionar la decisión de renunciar a la maternidad, es machista. Acceder a cargos por cuota y no por méritos, es machista. Sentirse incómodo ante una mujer audaz y desafiante, es machista. Castigar con palabras o reclamar disculpas por tener iniciativa y criterio propio, es machista.

Detesto el feminismo tanto como el machismo. Creo en la persona por encima del género, abogo por la conservación de la masculinidad y la caballerosidad y aborrezco a las mujeres que criminalizan a un hombre por el simple hecho de serlo, pero cuando la neurona descerebrada de algún gallito pretende restringir mi libertad de acción o decisión, se despereza la Lara Croft que llevo dentro y ese macho alfa va a encontrar en mí a la enemiga más implacable.

En algún lugar del mundo alguna mujer estará recibiendo en este momento el más duro castigo por el hecho de serlo. ¿A quién no le costaría dormir sabiendo esto?

Buenas noches y buena suerte a toda@s.

domingo, 7 de octubre de 2012

La noche menos pensada.



"El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la Humanidad". Albert Einstein definía así las miopes aspiraciones de algunos dirigentes políticos que se empeñan en conducir a sus pueblos por el camino de una obstinada intolerancia que suele traer consigo,más pronto que tarde, el rechazo del resto de la nación a la que pertenecen y de la que, con tanto énfasis, se quieren segregar. El caso catalán es un clarísimo exponente de la animadversión que esa repulsiva preeminencia provoca en el resto de los españoles. Porque, no nos engañemos, el catalanismo es el resultado de un sentimiento de superioridad que estomaga a los no catalanes.

Hace pocas semanas, los ciudadanos de Cataluña, como los de Madrid, Sevilla  o Zaragoza, tomaban las calles de sus principales urbes para protestar por los recortes y los ajustes de los Gobiernos nacional y autonómico, indignados por el retroceso en el estado del bienestar que todo ello supone. Hasta ahí, todos de acuerdo... Pero, hete aquí, que en cuestión de días el panorama cambia por completo y las manifestaciones populares, sorprendentemente más numerosas que nunca, concentran sus esfuerzos en clamar por una independencia para Cataluña, en el convencimiento de que la pertenencia a España es el origen de todos sus males. Pero si la adhesión a la independencia puede pasar en tan poco tiempo del 20 al 50%, también puede desinflarse con la misma rapidez, en cuanto las dificultades de la vida real, incluyendo las que encontrará con toda seguridad el proyecto soberanista de Artur Mas, nublen el actual clima de exaltación patriótica de Cataluña.

No cabe duda de que el laberinto político catalán se pierde por los vericuetos del lenguaje autonomista, soberanista, federalista o independentista. O en el juego de palabras que habitualmente utilizan los políticos de todo signo: consulta, referéndum, soberanía, autodeterminación, indepedencia, estatuto, Estado autonómico, federal, unitario o libre asociado. Es el juego de los matices y de la ambigüedad.
Artur Mas sabe que para continuar con su plan soberanista no le basta con el 51% de los votos. Necesita una mayoría reforzada, cualitativa y cuantitativamente. Esto implicaría sumar para la causa a los votantes partidarios del derecho a decidir, aunque no lo sean de la separación. ¿No es llamativo que haya casi 30 puntos de distancia entre el 84% que quiere un referéndum de autodeterminación y un 55% que votaría a favor de la indepedencia? ¿Y esto que quiere decir? Pues que es absolutamente imprescindible que el PSC consiga mantener su segundo puesto en las elecciones del próximo mes de noviembre, con el fin de armonizar una solución federalista más integradora con otra rotundamente secesionista.

Es cierto que tras la caída del muro lo que se consideraba imposible, la creación de nuevos Estados, ha dejado de serlo en determinados territorios y circunstancias. Pero lo que hay que demostrar en cada caso es si hablamos del mejor desenlace para la película. En general, en países democráticos y sociedades plurales, hay soluciones más satisfactorias que la separación. En Cataluña, incluso en este momento de apoteosis, solo un 34% está a favor de un Estado independiente, mientras el 53'1% de los catalanes prefiere una relación con España de tipo autonómico o federal, según encuestas del pasado mes de septiembre. Podemos, entonces, deducir que más que un es un POR QUÉ NO, motivado en esencia por la crisis económica. Esto vale especialmente para los jóvenes que, en paro y sin expectativas, están más abiertos a un cambio de escenario; a ver qué pasa. Entonces, ¿cuándo la recuperación económica se produzca, puede cambiar esa actitud? Puede que sí. Pero puede también que, para entonces, se haya traspasado algún que otro límite con difícil vuelta atrás. No hay que olvidar que cinco referéndums sobre el tema de la autodeterminación con resultado negativo no serían definitivos, pero uno solo a favor, sí lo sería.

Mas, convertido en el Ben-Hur que liberará a su pueblo de la opresión y la esclavitud, asegura que de prosperar su proyecto, no sería "un adiós a España". Por el contrario, en caso de que Cataluña tenga un Estado propio "no se daría la espalda al Estado español, sino que con la nueva situación se encontraría en pie de igualdad, y cuando eso llegue las cosas irán mejor para Cataluña".

En el lado opuesto, otros presidentes autonómicos se afanan en resaltar la importancia de la "unidad de España", en estos momentos en los que el rescate europeo parece inminente y, por su parte, el empresariado catalán, reacio a este tipo de aventuras, se muestra intranquilo ante una eventual consulta soberanista. Algunas voces de la propia Generalitat se esfuerzan en recordar que todo este poceso no debe acabar necesariamente en la independencia, sino que se puede "frenar" en puntos intermedios, que para eso se inventaron los trajes a medida.

Pero Artur Mas es como el rayo que no cesa y declara, sin pudor, que pedirá al Gobierno la celebración de un referéndum y que, si este se opone, buscará la "comprensión de la comunidad internacional" . Asegura estar dispuesto a entrevistarse con Gobiernos europeos en busca de apoyos, así como a utilizar diferentes "marcos legales" según convenga: "No solo están las leyes españolas, sino también la legislación internacional". Los nacionalistas confían en que, llegado el caso, la comunidad internacional presionará al Gobierno español para que arbritre un tipo de consulta, como sucedió en Quebec o Montenegro, o como se llevará a cabo próximamente en Escocia.

De todo lo expuesto hasta aquí, lo que podemos deducir sin temor a equivocarnos es que las cuestiones relativas a la nacionalidad son inevitablemente conflictivas. Según la teoría del profesor de Filosofía Francisco de Borja Santamaría, “las reclamaciones nacionalistas constituyen un tipo de reivindicación no sujeto a razón y justicia y, por tanto, no puede presentarse sino de modo conflictivo. Al tratarse de cuestiones que no admiten una solución conforme a lo que es justo, sólo pueden dirimirse bien por un acuerdo de voluntades, bien por la imposición de una voluntad sobre otra. Pero la negociación o la lucha entre voluntades enfrentadas, cuando el conflicto carece de solución racional, lleva dentro el gusano de la discordia”. Por eso, plantear debates sobre nacionalidades, apelando a derechos intrínsecos, no es otra cosa que retórica y una maniobra para esconder las verdaderas razones que se mueven en el terreno de los intereses, en este caso, claramente electoralistas.

La noche menos pensada, nuestro país puede cambiar su aspecto, ese que conocemos desde generaciones y con el que todos los españoles nos sentimos identificados. Tal vez España, en el futuro, no estará separada de Francia por los Pirineos, sino por otro país, otra nación para la que nunca hubo que viajar con pasaporte. En cualquier caso, los demás seguiremos con nuestras vidas y yo, siempre que reflexiono sobre el tema, acabo diciendo lo mismo: Si los catalanes quieren ser independientes, que se vayan de casa de sus padres. Pero no vale traer la colada los martes y jueves, ni descolgarse los domingos con el fin de llevarse los "taper" para toda la semana.

En fin, después de una etapa alejada de este foro por razones totalmente ajenas a mi voluntad, es un placer recuperar tan entrañable marco de reflexión e intercambio, en el que me siento especialmente cómoda y del que estoy muy satisfecha.

Bona nit, Catalunya.






jueves, 23 de agosto de 2012

Una noche de miseria y exclusión.

Lo mejor que tiene la negrura de la noche es que permite apreciar como nunca la belleza y la luminosidad de las estrellas, a las que pedimos se conviertan en nuestras guías cuando la pena nos ahoga, las preocupaciones nos abruman o cuando el camino a seguir se nos muestra como un jeroglífico irresoluble.

Esto le debe pasar a Verónica Estevan y a muchos, demasiados, españoles como ella. Su historia se resume en una carta que escribió al presidente del Gobierno, señor Rajoy, y que el diario El País publicó en el ejercicio de ese juramento hipocrático que debe regir la actividad de los profesionales de la información como un mandamiento irrenunciable: la denuncia de las situaciones injustas.


Verónica Estevan no ha cobrado los 400 euros ni la ayuda a la dependencia

Verónica Estevan ayuda a su madre dependiente a tumbarse en la cama. / JOSÉ JORDÁN

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Sola y sin ayudas. Verónica Estevan, valenciana de 37 años, no ha recibido en julio los 400 euros del Plan Prepara y tampoco la ayuda a la dependencia que le reconocieron a su madre el pasado diciembre. “Ni un solo mes”, asegura. 

Pero su vida no siempre fue así. Licenciada en Relaciones Laborales y con varios másters, recalca que para ella el trabajo es “sagrado” y siempre se ha esforzado por hacerlo bien. “Pero la vida me dio un revés”, dice en referencia al fallecimiento de su padre en 2008 y al deterioro de la salud de su madre desde 2009. Antes tenía un buen sueldo (36.000 euros anuales en su mejor época) y sueños por delante. Ahora, después de abandonar su empleo, su día a día se centra en cuidar de su progenitora y llamar insistentemente preguntando cuándo llegará el dinero. “No puedo buscar un empleo si no me ayudan. No puedo dejar a mi madre sola”, explica. “Intenté montar una empresa en casa, para hacer nóminas, pero era imposible”. Tampoco sale, y para ir a la farmacia le pide a una vecina que se quede en casa “por si pasa algo”. Estevan dice sentirse “atrapada” en su barrio.

Desesperada, se tragó su orgullo —“es terrible suplicar y pedir limosna a tus dirigentes”, dice— y escribió un correo electrónico al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidiendo ayuda. “Yo le voté, no me decepcione por favor. Haga algo”, decía la carta. También ha escrito a cargos políticos valencianos relacionados con el bienestar social. Ninguna de sus misivas ha obtenido respuesta.

Estevan empieza a pensar que se le agotan las opciones. Sin colchón familiar y sin dinero, los vecinos son su única red de salvación. “Pero los supermercados no dan comida gratis”, dice.“Yo sé que las cosas están mal, sé lo que es la prima de riesgo y conozco la situación de España”, esgrime. Pero Estevan insiste en que no pide ayuda por capricho, sino por necesidad. “Si recibiera la dependencia podría contratar a alguien y trabajar a media jornada”, afirma con esperanza. Pero rápido sus palabras vuelven a la realidad: “Estoy desesperada. El daño y las deudas las llevo dentro”.

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¿Cómo es posible que en MI país se produzcan situaciones como ésta? ¿Y dicen que esto no es Uganda? Estoy perpleja... indignada y abatida. Acabo de recibir una sonora bofetada, pero, como respuesta, quiero invocar a la legítima defensa, a la dignidad de pacientes, familiares y cuidadores, a los derechos sociales y humanitarios más elementales, a la necesidad de salir de este círculo vicioso y perverso de la insolidaridad del propio Estado, de abrir puertas y desamordazar bocas, de instaurar el reinado de la fraternidad y ratificar la urgencia de despegarnos del suelo y analizar desde una atalaya más elevada lo que está sucediendo... Es tiempo de LUCHAR.
¡Ánimo, Verónica! No pidas, no ruegues, EXIGE. No tires la toalla, no te resignes, PELEA. Iremos adonde tengamos que ir y haremos lo que sea preciso hacer. Un ejército de ciudadanos anónimos estamos contigo para ayudarte a superar este drama que, lamentablemente, se repite en miles de hogares de este sufrido, alienado y atemorizado país en que se ha convertido España.

* * * * *
Y, sigo leyendo.

La pobreza, el rostro más dramático de la crisis.
          José Oneto     José Oneto
...Mientras se sigue hablando de recortes  y de ajustes, millones de españoles están sufriendo las peores consecuencias de una crisis que les ha colocado en el umbral de la pobreza y de la exclusión social.
Si ayer la noticia que nos conmovía,  y que no podíamos creer, era que en muchos países de Europa, especialmente en Noruega, decenas de familias, están contribuyendo económicamente (400 euros mensuales)  para sostener a familias españolas sin recursos económicos,  a través de apadrinar a  un niño, igual que hace años desde España apadrinábamos niños de Biafra y de Latinoamérica, hoy nos hemos despertado con algo también increíble: el Ayuntamiento de Gerona ha ordenado sellar los contenedores de basura que están en los alrededores de los supermercados, para evitar que muchos ciudadanos revuelvan entre la basura y desperdicios a la  búsqueda de alimentos “ante el riesgo para la salud que puede comportar y la alarma social que provoca”.
La “alarma social” que tanto preocupa a los responsables del Ayuntamiento de Gerona, es que esas situaciones se puedan producir en uno de los municipios más florecientes de la Costa Brava y en una de las Autonomías más desarrolladas del país. Igual que alarma social y vergüenza debe provocar el que se tenga que utilizar a los niños para que sean apadrinados, como única solución para que una familia pueda comer al menos una vez al día, mientras se sigue tirando el dinero en muchos privilegios y prebendas, que todavía no han desaparecido, ni tienen visos de desaparecer.
Probablemente a quienes están afectados por los sangrantes casos que conocemos ahora (habrá muchos más) no se les puede hablar siquiera de lo que es el Estado del Bienestar. Ni a ellos, ni a los más de 11,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, un problema que, desde el comienzo de la crisis económica, se ha ido extendiendo como una mancha de aceite, como señala Cáritas, que afirma que, en la actualidad,  la pobreza en España es “más extensa, más intensa y más crónica que nunca”.
Esta es una de las conclusiones del estudio "Exclusión y Desarrollo Social 2012", que ha sido elaborado por la Fundación Foessa. El porcentaje de hogares españoles que están por debajo del umbral de la pobreza es del 22%. Además, uno de cada cuatro hogares (el 25%) está en “situación de riesgo”. El informe también recuerda que España es uno de los países europeos con mayor tasa de pobreza, sólo superado por Rumanía y Letonia y que, según la estadística de la Unión Europea, el nuestro es el país del continente donde más ha aumentado como consecuencia de la crisis. Un tercio de los hogares españoles tiene "dificultades serias" para llegar a fin de mes y la tasa de desempleo correspondiente a la persona que dentro de la familia aporta más dinero al hogar es del 19%, lo que supone "un máximo histórico", según Cáritas.
En toda la Unión Europea hay 84 millones de pobres y un 10,7% de ese total reside en España. Pero, para mayor escarnio, las cifras no hacen más que aumentar. La Comisión Europea ha advertido reiteradamente que la crisis está generando una nueva clase social, la de los llamados “trabajadores pobres”, es decir, ciudadanos a quienes tener un empleo no les libra de la miseria.
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...¿Nos comprará deuda el Banco Central Europeo o nos rescatará Europa? Ya veremos. Pero hay algo que sólo podemos hacer nosotros. Desde hace cinco años, (¡¡¡Dios mío, en sólo cinco años!!!) las diferencias entre ricos y pobres han aumentado exponencialmente. Alguien debería mirarse el ombligo y explicarse a sí mismo y a sus compatriotas por qué permitió, amparó o justificó esa perversa progresión. La crisis en absoluto es igual para todos. Miles de ciudadanos la experimentan cada día en primera persona, mientras otros viven mejor que nunca. Las desigualdades salariales en España están entre las más altas de la OCDE y, lo que es más grave y bochornoso, es que la pobreza tiene ya rostro de niño. Quienes gobiernan España están recortando en atención social, en derechos fundamentales y en cuidados para los más desfavorecidos, pero lo que define a una sociedad donde la justicia social tiene algún valor es precisamente su capacidad para proteger a los más débiles, a los más vulnerables. Se cercenan derechos, se deja sin apoyo a los dependientes, se malpaga a educadores o trabajadores sociales, pero se mantienen asesores y consejeros, embajadas, vehículos oficiales, gastos protocolarios y sobresueldos escandalosos. Estas medidas en ningún modo son éticas ni aceptables. La escala de valores está montada sobre una enorme farsa.
El escritor argentino Martín Caparrós califica la miseria como "la desigualdad brutal, concentrada en un mismo territorio y sus efectos de marginación y violencia: la humillación constante". Pero una sociedad miserable es la que permite que unos vivan a cuerpo de rey, mientras otros no tienen ni para comer.
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Mientras intento evitar la naúsea y controlar las lágrimas de rabia e impotencia que pugnan por salir, me encuentro,

Con que José Bono ha adquirido y puesto a nombre de su hija de 12 años, un lujoso ático en la calle Velázquez de Madrid, con vistas al Retiro, valorado en 1'6 millones de euros. Antes de reformar el inmueble, el ex presidente del Congreso de los Diputados, haciendo gala de una exquisita educación, se ha disculpado ante los vecinos por las molestias que pueda acarrearles las reformas que va a emprender, a través de una carta que comienza así: "Querido/a amigo/a: Soy José Bono y vengo a vivir con mi hija Sofía a este edificio... "

Y, con que, según distintas fuentes, Luis de Guindos y su esposa compraron, a finales de julio, un ático de lujo en una urbanización ubicada en La Monraleja, la zona más exclusiva del área metropolitana de Madrid. El ministro ha aprovechado la crisis inmobiliaria para hacerse, por algo más de medio millón de euros, con una vivienda "vip" cuyo precio llegó a tasarse en 2'3 millones de euros en 2007. De esta forma, el ministro que reclama a la ciudadanía la "recuperación de la confianza y la credibilidad", ha conseguido eludir el pago del 10% del IVA que el Gobierno aplicará a partir del 1 de enero de 2013.

Exhausta y deprimida, creo que esta noche necesitaré algo más que un somnífero para conciliar el sueño y evitar que mi mente dé vueltas a impactantes imágenes del cine de posguerra, que ahora no parecen tan lejanas.

Buenas noches y buena suerte !!!!


viernes, 17 de agosto de 2012

Una noche en Tierra Santa



"...¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera! Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías". Así reza el salmo 136, que fue escrito en el siglo VI a. de C. cuando los israelitas, destruido su reino, su ciudad y su templo, vivían exiliados en Babilonia. Al contemplar en la hora crepuscular la "ciudad de la paz" desde el Monte de los Olivos, se entiende la nostalgia del pueblo cautivo, pero también la rabia y la tristeza de quien se siente esclavo, lejos de su patria y abandonado por su Dios.

Escribir sobre Tierra Santa, cuando tantos y tan certeros analistas de la historia del lugar y su especial conyuntura lo han hecho a lo largo de los tiempos, desde la teología, la literatura o el periodismo, ahora se me antoja un atrevimiento. Pero soy débil, así que sucumbo a la tentación de comentar algunas impresiones muy personales después de mi reciente visita a la tierra de David que no agotan, en modo alguno, la variada gama de sensaciones y evocaciones que todo viajero o peregrino, sin excepción, recibe a modo de bombardeo durante su estancia en Israel, en especial, cuando llega a Jerusalén. Todo ello suele desembocar, más pronto que tarde, en profundos conflictos internos y personales.

Desde la llegada a Tel-Aviv, en hebreo "el Monte de la Primavera", enormes letreros que se distribuyen por la terminal del aeropuerto Ben Gurión dan la bienvenida a los viajeros. "Shalom Y'All", está escrito. Curiosa recepción que en pocos minutos se convierte en un tormento propiciado por los soldados que se ocupan del control de inmigración. Una vez superados los trámites, se concluye, sin dificultad, que en absoluto eres bien recibido, porque Israel es un país en permanente conflicto bélico.

Hablamos de un enclave del planeta que bien puede calificarse de único. En él confluyen múltiples civilizaciones, un estado de guerra permanente y la coexistencia de tres religiones monoteístas, todo ello bajo un cielo abrasador y sobre una tierra insegura y temblorosa, atravesada por el Jordán, el "río de la vida", que desemboca, como broma del destino, en el mar Muerto. Judíos, cristianos, musulmanes... Demasiada historia para tan poca geografía, una geodesia sin fronteras precisas en la que uno bascula constantemente entre Jesucristo y Mahoma, entre chilabas y hiyabs y la marea negra de los haredim o judíos ultraortodoxos. Entre los Altos del Golán y el muro que rodea Belén y que convierte a Palestina en el mismo gheto que los judíos soportaron durante la dominación nazi. A este crisol de culturas y vestimentas, se añade la variada gama de sotanas y hábitos, masculinos y femeninos, que pululan por la ciudad y que identifican a los distintos credos en los que se diversifica la fe cristiana; sin olvidar una Policía y un Ejército armado y uniformado, cuya presencia es ostensible en cada barrio, en cada calle, en cada esquina... El resto, huérfanos de identidad declarada, nos sentimos desnudos y desarraigados.

En este insólito escenario y con una atmósfera que lejos de ser relajante y pacífica, incomoda y alerta, recorro Galilea, Judea y Belén, hasta llegar a Jerusalén. El lago Tiberíades, el monte de las Bienaventuranzas, la basílica de la Anunciación, el monte Carmelo, la basílica de la Natividad, la iglesia del Padrenuestro, la Via Dolorosa, el Santo Sepulcro, el monte de los Olivos, el huerto de Getsemaní, el Cenáculo... Templos y santuarios levantados para conmemorar los sucesos más importantes de la vida de Jesucristo y su obra salvadora. Santos Lugares compartidos entre católicos, coptos, griegos ortodoxos y armenios. A veces, ocupando cada uno su fracción del divino espacio que parece dividirse como un queso en porciones; otras, utilizado por turnos o en propiedad de una única religión de forma exclusiva. En fin, una Babel del siglo XXI...

Imposible volcar en unas pocas líneas reflexiones, sentimientos y conclusiones, pero, haciendo un esfuerzo de síntesis, confieso que una ola de espiritualidad me invadió desde que pisé esta tierra singular y que aún hoy perdura. Espero que no se manifieste como algo pasajero y el bienestar se alargue en el tiempo todo lo posible, antes de que la cotidianeidad y la rutina acaben por disiparlo. De Tierra Santa me he traído la reafirmación de mi creencia en un Dios único, un Padre para todos los seres que han vivido, viven y vivirán, que no ha enviado jamás a nadie a ese lugar de ignominia que alguien definió como el Infierno, porque ello sería incompatible con la Misericordia. También he conseguido, y lo digo con orgullo, dar un paso vital: creer en la inmortalidad del alma, que a ratos me inunda de un gozo inexplicable. Afirmo que en lo más recóndito de este cuerpo en declive tengo un alma, y que es inmortal, lo que significa que creo en un más allá perdurable, aunque ignoro su perfil y la forma en que nos será revelado, cuestión que, por otra parte, me acongoja. En el polo opuesto, me siento abismalmente alejada de la Iglesia Católica como institución y no consigo ahuyentar de mi mente un pensamiento, al menos inquietante, por el cual lo único que no encaja dentro del Cristianismo es la figura del propio Cristo. En demasiadas ocasiones, las Iglesias que he percibido en estos días parecen cismas con respecto al mensaje evangélico, en choque frontal con las palabras de Jesús que los cuatro evangelistas, cada cual a su manera, nos transmitieron. Resultan obscenas la escisión y la rivalidad entre las iglesias cristianas, que pese a los disimulos y al protocolo de la tolerancia, en el fondo se ignoran, se subestiman o, peor aún, se desprecian. Mientras no se reúnan todas ellas alrededor de una mesa como la Última Cena, ante un Jesucristo clavado en la cruz, extendidos los brazos, y no renuncien unos y otros a sus criptas respectivas, a sus arrogantes torres de marfil, el número de creyentes, de espíritus atentos a la llamada del Señor disminuirá, como se refleja de forma palmaria día tras día con solo extender el mapamundi.

Para empezar, en mi opinión, el Catolicismo debería decidirse a derogar los dogmas, que constituyen en sí mismos una limitación, una declaración de impotencia y muchos de los cuales no resisten el más somero análisis; por ejemplo, la infalibilidad. Toda esta confusión escandalosa se hace más patente, sin duda, pisando la propia Tierra Santa, en cuyas polvorientas montañas y laderas Jesús nació y vivió; lloró y no se cansó de repetir: "amaos los unos a los otros". Jesús-hombre no pudo sospechar nunca que en su nombre se modificaría todo un discurso sencillo, el que Él empleó, para transformarlo en un rosario de eufemismos pedantes y engolados, que se distancia cada día más del lenguaje que necesitan escuchar los desheredados de la Tierra.

Y nada más !!! Mi viaje se acabó, pero no quiero dejar de dar las gracias a la vida por esta experiencia, a los padres Sergio y Alejandro, miembros de la congregación franciscana, encargada por el Vaticano de la custodia de los Santos Lugares, por sus enseñanzas y su forma de contar esta historia, tan sensata y pragmática y, por supuesto, a mis compañeros de peregrinación, de los que mucho he aprendido y con quienes tanto he compartido.

Es tarde y la hora y la naturaleza de la reflexión invitan al descanso. Que Dios bendiga esa Tierra compleja, inestable y hostil, en demasiadas ocasiones. Que bendiga a los judíos y a los árabes, que luchan y se matan entre sí, cuando deberían renunciar a sus mausoleos y abrazarse. Que el Señor bendiga a Israel y a Palestina con el hallazgo de una vía de concordia a su conflicto secular.

Por mi parte, para todos ellos, Shalom, Shalam, Paz y Amor...



jueves, 26 de julio de 2012

Una noche de duelo y nostalgia.

Es ley de vida. Se nos mueren los padres y nos vamos quedando huérfanos. Hoy le ha tocado a otro de los siete progenitores de la Constitución española. Gregorio Peces-Barba es el cuarto que desaparece, tras la muerte de Gabriel Cisneros, 2007, Jordi Solé Tura, 2009 y Manuel Fraga, en enero de este mismo año. Los tres restantes son Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez Llorca y Miquel Roca. Juntos encarnaron a los "Siete Magníficos", cuya misión se convirtió en la más delicada del momento político que vivía España a finales de los setenta: redactar una Carta Magna, que nos acogiera a todos como garantía de convivencia y tolerancia, convirtiendo a nuestro país, por fin, en libre, democrático y moderno. Un instrumento que posibilitara la Transición diseñada por Adolfo Suárez y Su Majestad el Rey. Son muchas las voces que hoy se alzan pidiendo una reforma urgente de nuestra Ley de leyes para adecuarla a los nuevos tiempos y a las nuevas circunstancias. Tal vez ha llegado el momento de plantearnos esa revisión, que no mermaría en ningún caso la excelencia de un trabajo llevado a cabo por este grupo de sabios, cuyo sentido de Estado les hizo caminar por una vía de consenso y tolerancia, aparcando cualquier otra consideración disgregadora en favor de la alta misión encomendada.

Cualquier biografía de Gregorio Peces-Barba explica sus inicios como abogado durante la dictadura de Franco, su afiliación al PSOE en 1972 y su primer escaño por Valladolid en las elecciones generales de 1977, así como su aportación a la redacción de la Constitución española de 1978. Como consecuencia del aplastante triunfo del Partido Socialista en los comicios de 1982, fue elegido presidente del Congreso de los Diputados por 338 votos a favor, ocho en blanco y ninguno en contra. Tras dejar la presidencia de la Cámara, regresó a su cátedra y en 1990 inició una larga etapa profesional como Rector de la Universidad Carlos III, cargo que ocupó hasta 2007. Son muchos los doctorados "honoris causa" que figuran en su biografía e innumerables las distinciones y condecoraciones que le fueron otorgadas como miembro ilustre de la comunidad académica española y europea.

Con ser su curriculum extenso y prestigioso, no es ese el aspecto que hoy quiero destacar del señor Peces-Barba, motivada por un impulso de reconocimiento desde el puesto que ocupo en la Dirección General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, perteneciente al Ministerio del Interior, y de la que el Alto Comisionado fue su precursor. En 2004, el presidente Rodríguez Zapatero, coincidiendo con el regreso del PSOE al poder, pensó en él para que se ocupara de la Atención a las Víctimas del Terrorismo, desde un enfoque integrador y con un plan de protección amplio que abarcara aspectos que nunca se habían contemplado hasta entonces, como el de la atención psicológica, el empleo o la asistencia jurídica. Todo parecía indicar que las Víctimas estaban en buenas manos, pero en su camino se cruzó Francisco José Alcaraz, por entonces, presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que se convirtió en el ariete del Partido Popular contra la política antiterrorista del Gobierno socialista, llegando a acusar a su presidente de ser cómplice de ETA y traicionar a las víctimas.

Las manipulaciones de la AVT de Alcaraz se hacían más evidentes en proporción directa con el escaso número de víctimas de ETA durante esa etapa y el mayor número de veces que las Fuerzas de la Seguridad del Estado desarticularon comandos y descabezaron a la banda terrorista, mientras pretendían convertir a Peces-Barba en un instrumento al servicio del maquiavélico plan de Zapatero y su denostado proceso de paz. Me consta que don Gregorio hizo cuanto pudo para que las organizaciones de afectados desvincularan sus objetivos de intereses partidistas, pero no lo consiguió. Un hombre de su talla y sus cualidades desperdiciaba su talento intentando restablecer una comunicación rota intencionadamente, a la vez que empeñaba su prestigio personal en una negociación para mejorar unas relaciones entre diversas facciones, con síntomas de fracaso anticipado. Se le acusó de ser "amigo de ETA" y "cómplice de las actividades de la banda". Ante tales imputaciones y, aunque contaba con el respaldo incondicional del presidente del Gobierno, Peces-Barba presentó su dimisión.


Es un día triste para muchos españoles. Perdemos a un prócer de la patria, a un catedrático insigne y a uno de esos hombres que atesoran el sustrato de la sabiduría y la experiencia de las que debe beber un país ante sus encrucijadas. España pierde a un hombre de bien, a un verdadero patriota experto en consensos y acuerdos, que anteponía el bien común por encima de ideas e intereses particulares. Pero las víctimas del terrorismo pierden hoy al que fue su valedor, a un hombre que puso los cimientos de la protección integral de la que hoy gozan los que sufrieron en primera persona el azote del terrorismo y sus familias. Su estela ha permitido profundizar en el único objetivo que, dada la responsabilidad añadida del colectivo con el que trabajamos, debe regir nuestra actuación como servidores públicos: mejorar la situación de las víctimas del terrorismo, cuyo papel será fundamental en el futuro para la construcción de una sociedad libre y democrática. Por mi parte, tengo muy presente cada día mi doble función a su servicio: salvaguardar su memoria y facilitarles cuanta ayuda y apoyo necesiten para que la vida de los que injustamente han sufrido la lacra del terrorismo sea mejor. Se trata no sólo de un deber, sino de un acto de autoexigencia personal...



El destino ha querido que Gregorio Peces-Barba falleciera el mismo día en que se conmemora el veinte aniversario de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Nuevo motivo de nostalgia para los que vivimos aquellos años en los que los españoles nos estusiasmábamos con los retos compartidos y no parecía que nuestros sueños tuvieran techo. Tal vez don Gregorio  ha elegido este día para surcar el cielo en una parábola como hace veinte años la flecha de nuestro arquero olímpico encendió majestuosamente el pebetero con el que daban comienzo los XXV Juegos Olímpicos de la era moderna, haciendo estallar de júbilo a toda España. Aún hoy, al contemplar de nuevo la escena, se revive la emoción.

¡Descanse en paz Magnífico y Excelentísimo Rector!

jueves, 19 de julio de 2012

La noche de las tijeras afiladas


Todo el mundo sabe que los santos patrones del funcionariado nacional son Antonio Fraguas "Forges", por el trato exquisito que siempre ha dispensado en sus chistes a los empleados públicos y Mariano José de Larra, cuya frase "Vuelva usted mañana" sigue siendo la consigna favorita del funcionario que atiende en ventanilla, aunque hayan pasado dos siglos del famoso artículo firmado por el insigne escritor y las ventanillas ya no existan.

Cualquier español no perteneciente al ámbito público sabe contar un chascarrillo sobre funcionarios, y desde luego, si la famosa frase de Larra fuese el título de una canción, sería la más versionada de la historia de España, país en el que resulta harto difícil no encontrar a nadie que no haya sido el protagonista de algún trámite infinito o, más letal aún, que no esté dispuesto a contarlo.

Ningún perfil del catálogo profesional de artes y oficios, como el del empleado público, aparece tan estereotipado, sujeto a tópicos y respondiendo a una potente imagen de vagos y negligentes, por culpa de un buen número de parásitos que entendieron finiquitados sus retos profesionales cuando aprobaron una oposición. Lamentablemente, nunca estos hicieron tanto daño a todos.

Mariano Rajoy, con traje de papá Nöel y rodeado por sus pajes y escuderos, nos ha felicitado la Navidad en el mes de julio. Se trata de hacer bueno el refrán de que "quien avisa no es traidor", además de poner en valor su exquisita consideración, por si alguien tiene intención de comer turrón durante las Pascuas de 2012, vaya pensando en comprarlo ahora, porque luego ya no podrá.

Precisamente este regalito navideño anticipado unido a las pérdidas y recortes que venimos arrastrando desde hace años, deja a muchos funcionarios tocados de necesidad. Por eso, mejor que echar mano de Larra, lo que ahora se impone es hacerlo de una autora olvidada, Dolores Medio que, en 1956, escribió una novela de lúgubre título: "Funcionario público", en la que narraba la vida monótona y gris de un empleado de Correos al filo de la pobreza. Una losa de realismo social de aquella España que, lamentablemente, parece retratar tambíén a muchos funcionarios de hoy. Esa imagen del empleado público que sobrevive desempeñando tareas mecánicas, sin aspiraciones, o esa del médico o profesor que representan la sanidad y la educación públicas, gratuitas y universales y que los españoles, injustos e ingratos, no valoramos ni reconocemos, prestos a santiguarnos cuando de funcionarios se trata, para relatar acto seguido el último sucedido en ventanilla.

Aunque hubiera cabido esperar, quizá, cierta clemencia por parte de un Gobierno plagado de altos empleados públicos, encabezados por un registrador de la propiedad, el hachazo ha caído con toda su contundencia sobre un sector con el que parece que cualquier castigo siempre será menor. Los funcionarios cargamos con un pecado original que en momentos de inestabilidad y zozobra se convierte en un elemento distorsionador de nuestra actividad: la seguridad del puesto de trabajo, inmune a despidos. Es por ello que cualquier recorte aplicado sobre el colectivo no se ve como una posible causa de la pérdida de calidad del Estado del Bienestar, sino como una justísima represalia dirigida contra una casta privilegiada que no tiene derecho ni a protestar.

El famosísimo artículo de Larra incidía en lo lioso de los trámites y el casquivanismo español de un empleado público que se mimetiza con el Estado. Pero pocos repararon en el ciudadano. A un español no se le debe decir "vuelva usted mañana", porque ya se encargará él de aparecer mañana y no el día que debe. Siempre se señala con saña al que está detrás del mostrador, pero ojo con el que está delante. A ver si el problema va a estar en que no se le puede exigir a la Administración un ritmo que el país en sí mismo no tiene.

Después de semanas en las que se lleva hablando de los funcionarios y muchas son las páginas escritas analizando su función, sus eficacias e incompetencias, se ha filosofado y elucubrado sobre su origen, de dónde vienen, su necesidad de existir, cómo llegaron al planeta tierra y hacia dónde van...  Me tienta la posibilidad de escribir, tal vez, una novela que lo explique, porque aún nadie ha sabido dar con la clave en ficción o película, y los funcionarios nos hemos quedado reos del razonamiento de un romántico de dos siglos atrás, y girando sobre un chascarrillo tan absurdo como gastado.

La incidencia sociológica de la crisis, se traduce de la siguiente manera: si en tiempos de bonanza económica, los funcionarios son criticados por el resto de la población, en tiempos de crisis son mirados con envidia y resentimiento. Pero eso sí, al barco público intentarán subir todos los náufragos del empleo. Finalmente, la crisis se superará, los funcionarios sobreviviremos, pero no es menos cierto que del mal trago no se librará nadie y el sector público pagará el precio más caro de las consecuencias correspondientes a los duros tiempos que vivimos, retrocediendo con pasos de gigante en sus condiciones laborales y viendo frustradas conquistas ancestrales por un trabajo digno.

... Así y todo siempre será fácil reconocer al buen funcionario, sobre todo en tiempos difíciles. Fíjense, fíjense bien ciudadanos privados, estamos ahí para ampararles y defenderles... Y, por favor, colóquense en el bando correcto.

Buenas noches a todos, pero en esta ocasión permitidme que sucumba al corporativismo, y mis mejores deseos sean hoy para mis compañeros los EMPLEADOS PÚBLICOS.

sábado, 14 de julio de 2012

Una noche de insomnio


Hoy no me será fácil dormir. Imágenes como estas me quitan el sueño.

Así que como de momento la vigilia se ha instalado en mi dormitorio, daré algunas vueltas a este desasogiedo que siento al constatar la evidente diferencia entre el talante y la catadura moral de los miembros del Gobierno de mi país y su corte de parlamentarios populares, frente a la imagen que dio la vuelta al mundo de una ministra de Trabajo italiana, Elsa Fornero, rota por el dolor ante la difícil misión que las cicuntancias le imponían. Sin poder contener las lágrimas, comenzó a desgranar las duras medidas que el gobierno del primer ministro Mario Monti se veía obligado a adoptar para sacar a Italia de la grave recesión en la que se encontraba. Cuando se desbordaron los sentimientos, éste tuvo que acudir en su auxilio y terminar las frases que ella apenas articulaba con dificultad. Al término de la sesión de ayer, 11 de julio de 2012, que pasará a los anales de la historia parlamentaria como una de las más aciagas para la vida y la hacienda de los españoles, este era el aspecto que ofrecía la bancada popular, al finalizar el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el rosario de estocadas que la ciudadanía inocente y menos favorecida va a tener que soportar, en aras de una salida de la crisis, que no llega nunca.
¿Pero es que nadie les explicó a Sus Señorías, que cuando la cosa va de joder al prójimo, no se aplaude? 

Hace pocas semanas, el Gobierno nos vendía la operación que Rajoy y De Guindos habían negociado personalmente con las instituciones comunitarias para inyectar liquidez a la maltrecha banca española como el éxito indiscutible de un gobierno sólido y capaz, en contraposición con el blando e inútil de Zapatero. Hasta Su Majestad el Rey les felicitaba públicamente por ello. Más pronto que tarde, se ha demostrado que hablamos de una maniobra de rescate encubierto en la que estamos metidos y, entre todos, vamos a tener que pagar. Es decir, lisa y llanamente, Europa nos presta un dinero para sanear el sector bancario, que hay que devolver con intereses, como cualquier préstamo. Pero, además, hay una letra pequeña que en sucesivas dosis y con los dolores propios de un parto estamos descubriendo. Con cada contracción para que nazca la criatura, nos vamos a ir desgastando y agotando hasta que finalmente nos tengan que hacer una cesárea de urgencia a través de un rescate convencional, para no morir en el intento.

Europa pone como condición para prestarnos el dinero que reduzcamos el déficit y este se reduce con medidas de austeridad. Pero en ningún sitio dice que estas medidas tengan que ser unidireccionales. Y es ahí donde radica la indignación de los ciudadanos. El peso del parto lo van a soportar la clase media trabajadora, en especial, el sector público, a través de impuestos y recortes y un Estado del Bienestar del que ya queda poco. Pero ni una sola medida para involucrar a los que más tienen. Seguimos adelante con la amnistía fiscal, ni un sólo precepto impositivo para las grandes fortunas, iniciativas como la desaparición de las Diputaciones brillando por su ausencia y ni una alusión a posibles recortes en prebendas, coches oficiales, almuerzos, viajes, etc. de los altos cargos de la Administración... Un despropósito sin paliativos.

No es posible tanta infamia. ¿Es que el Gobierno no se da cuenta de que se le pueden poner las cosas muy difíciles si dispara contra los que sostienen el sistema, contra los que le sostienen a él? Indignante la prepotencia de algunos de nuestros más insignes representantes soberanos. Parlamentarias que se burlan de los parados o presidentas de Comunidades Autónomas que hacen chistes con la lucha minera pueden encender una mecha muy peligrosa que desencadene una violencia difícil de contener. Las actitudes son importantes y especialmente en momentos tan delicados. La ciudadanía cada vez se sitúa más lejos de sus gobernantes y no confía en absoluto en que este Gobierno ni el que pudiera erigirse en alternativa desde la actual oposición, nos vayan a sacar de esta debacle en la que nos han metido. Yo invito a nuestra clase política a ser más reflexiva y a intentar recuperar la afección del pueblo con humildad y respeto. Todo lo demás serán piedras contra su tejado y el tejado de nuestra propia salud democrática.

Pero esta historia aún no ha terminado. En los próximos meses iremos conociendo de primera mano los siguientes capítulos del culebrón, como la creación de un banco malo, controles cada tres meses, y los esfuerzos adiciones que se requerirán para cumplir con el criterio de déficit, es decir, situarlo por debajo del 3% en 2014, lo que se convertirá en un condicionamiento brutal para el Estado y para todos nosotros. Vivimos y viviremos por mucho tiempo en libertad vigilada.

En fin, visto lo visto, tendré que intentar con vehemencia conciliar el sueño, después de un día complicado en el que los ciudadanos hemos tenido que tragar una de las píldoras más amargas desde que se inició esta maldita crisis. Y cuántas más tendremos que engullir en un futuro de recesión que se adivina largo y tortuoso...

                                                                                       


jueves, 12 de julio de 2012

Una noche de cuento


Las manecillas del reloj se acercan irremediablemente a las doce de la noche con su armónica cadencia, lenta y determinante la corta, más rápida y cuestionable la larga.

En esta noche de verano, mientras contemplo el cielo de Madrid calmo y estrellado, os voy a contar un cuento.

Imagino que todos conocéis el clásico de los hermanos Grimm "Los músicos de Bremen", en el que un burro, un perro, un gato y un gallo escapan de distintas granjas de la Baja Sajonia antes de ser sacrificados, debido a que por su vejez ya no son rentables para sus dueños. Durante su éxodo coinciden en los caminos y juntos deciden iniciar un viaje a Bremen, ciudad alemana liberal y abierta al mundo. En el recorrido, huyendo de su fatal destino, libran a los dueños de una posada del ataque de unos bandidos, formando con sus cuerpos una esperpéntica figura. Emitiendo, además, los sonidos propios de su especie, consiguen una composición musical que aterroriza y hace huir a los forajidos. De esta manera se convierten en leyenda y la moraleja de la historia descansa en la evidencia de que el destino se puede cambiar y que cualquier crisis ha de ser un revulsivo que nos infunda fuerzas renovadas para empezar de nuevo, resurgiendo de nuestras cenizas, como el ave Fénix.
Dadas las difíciles circunstancias por las que atravesamos, espero que esta historia nos ayude a todos a reflexionar en positivo.

Vamos allá !!!!


" En un país llamado España, gobernado por una clase política que había renunciado a su leitmotiv en favor de una suerte de “mercados financieros” voraces e insaciables, todo iba bien, menos para los que todo iba mal. Uno de aquellos ciudadanos menos afortunados caminaba lentamente, con las manos en los bolsillos, por una senda del parque de los Príncipes, mientras reflexionaba sobre su aciaga suerte. Acababa de cumplir los cincuenta, casado y con cuatro hijos, desde hacía ya demasiado tiempo, era un “parado” de los que engrosan las listas del INEM.

Tenía algunos estudios y cierta cultura. Podía hacer cuentas y escribir cartas o redactar documentos sencillos. Era un auténtico maestro trabajando la madera, no le asustaba ningún tipo de herramienta ni las distintas artes de la albañilería. Además, se encontraba fuerte y joven y con sobrados ánimos para realizar cualquier tipo de tarea. Todas las mañanas consultaba las fuentes que proporcionaban información sobre puestos de trabajo vacantes y se presentaba a cuantos su formación le permitía. Pero siempre se topaba con las mismas respuestas: o todavía no tenía la experiencia requerida, o no era lo suficientemente joven para desempeñar la tarea. Así que diariamente pateaba las calles y peinaba los establecimientos por si la suerte le favorecía con algún tipo de cometido.

El gobierno, generoso y benevolente, había dispuesto que a las gentes como él se les entregase una cierta cantidad de dinero mientras durase su situación, por lo tanto, de momento, tenía las espaldas cubiertas. El problema era su dignidad. Había escuchado a mucha gente asegurar que el que no trabajaba realmente es porque no quería, su mujer comenzaba a tratarlo con cierto desprecio y en la mirada de sus hijos comenzaba a percibir un cierto matiz humillante. Llegó a una glorieta del parque y se sentó en un banco, cansado y abatido.

Por otra de las veredas avanzaba un hombre enfermo de Sida. Todos le habían abandonado. La gente se apartaba a su paso como si su proximidad fuera contaminante por sí misma. Aunque aquel mal le destruía por dentro, su alma de artista le proporcionaba la paz interior que siempre le hizo asombrarse con el color de las flores o enternecerse ante la sonrisa de un niño. Pero su tristeza era infinita. No sólo era consciente de su inminente final, sino que el aislamiento agudizaba la soledad de su muerte. Llegó a una glorieta, vio sentado a un hombre en un banco y se sentó junto a él.

Una vieja y despreciada prostituta deambulaba igualmente por el parque. Ella conocía cada arbusto, cada matorral, cada parterre, desde sus tiempos de juventud, aquellos en los que los hombres hacían cola para estar con ella, una vez caía la noche. Ahora nadie parecía reconocerla y los paseantes la miraban con desdén. Llegó a la glorieta, vio a dos hombres sentados en el banco y se sentó junto a ellos.

A aquel mendigo que vagaba por el jardín, con sus ropas mugrientas y su semblante abotargado por el alcohol parecía que todo le era indiferente. Precisamente lo suyo no era un problema de dinero, teniendo en cuenta lo poco que necesitaba para malvivir. Tras largos años de pedir o robar mantenía en el fondo del zurrón un buen puñado de billetes. Sus problemas eran de una naturaleza que el vino le permitía ver con claridad, pero que siempre olvidaba al día siguiente para volver a empezar. Llegó a una glorieta, vio a tres personas sentadas en un banco y mecánicamente les pidió limosna. Comprobó que no le hacían el menor caso, por lo que acabó por sentarse con ellas.

El último en llegar comenzó a hablar y al poco todos habían contado ya los pormenores de sus duras existencias. El parado confesó:

- A mí lo que más me duele es el desprecio de la gente. ¿Y a vosotros?

- El desprecio de la gente – dijo la prostituta.

- El desprecio de la gente –aseguró el mendigo.

- El desprecio de la gente –corroboró el artista moribundo.

Después de un rato de silencio, la prostituta continuó con el razonamiento:

- Nuestra pena es el desprecio, pero también esa repulsa en soledad. ¿Y si invitamos a todos los que se sientan igual que nosotros a concentrarse aquí mañana a mediodía?

Y cada uno se marchó por donde había venido. Y llegó el día siguiente. Los cuatro volvieron a reunirse puntualmente a las doce. Habían pasado el resto de la jornada anterior hablando e invitando a cuantos conocían a acudir a la convocatoria, pero, por el momento, seguían estando solos.

- Es mediodía –dijo el mendigo- y aquí estamos los cuatro y nadie más.

Presos de su propia tristeza, no percibieron el remolino de hojas secas que un viento imprevisto levantaba del suelo haciendo huir a las ardillas que trepaban a las copas de los pinos a toda velocidad. Pronto comenzó a escucharse un lejano murmullo que se acercaba lentamente hasta convertirse en bullicio. Un ejército de hombres y mujeres se encaminaba hacia la rotonda desde la entrada norte del parque. Se trataba de cientos de jóvenes airados que tras años de formación y estudio se desesperaban ante la falta de trabajo; individuos jubilados prematuramente que llenaban su tiempo a trancas y barrancas con las más absurdas actividades; albañiles y campesinos aburridos de taberna y fútbol, ante la falta de faena o labor.

Otra multitud hacía su entrada por el acceso sur. Masa infinita de gentes sin techo, que comían de la caridad y dormían en albergues, inmigrantes de todas las nacionalidades que no tenían trabajo ni dinero para regresar a su país de origen. Y así, poco a poco, fueron llenando los jardines, se fundieron con el gentío de desempleados y el parque quedó prácticamente abarrotado.

Otra legión de enfermos y desahuciados por un sistema público de salud que no era capaz de atender las últimas horas de los terminales y adolecía de recursos para proporcionar cobijo y residencia a los ancianos, quedaba ya a las puertas por falta de espacio, mezclados con una tropa de discapacitados, enanos, obesos, deformes y tartamudos. Todos, todos sabían muy bien lo que era el desprecio y sólo allí, entre sus iguales, sentían la hermandad de la comprensión.

Los medios de comunicación informaron sin descanso durante días de aquel fenómeno que había nacido espontáneamente de la desesperación, de la angustia y la indignación. Tanta fue la trascendencia de la situación que se exportó a otros países y, más pronto que tarde, los jefes de Estado y de gobierno de medio mundo se vieron abocados a la dimisión. Un nuevo orden nació de aquellos acontecimientos. Nadie de los que lo vivieron hablan de ello jamás, sin embargo las ardillas corretean entre las cuatro estatuas que reposan sentadas en un banco de una de las glorietas del parque, que ahora se llama de la “Hermandad”. Una corresponde a una ramera vieja y ajada, otra a un varón de mediana edad que soporta un cansancio infinito sobre sus hombros caídos, el tercero es un hombre con claros signos de grave enfermedad y la última representa a un mendigo con una botella vacía en las manos.

Siempre hay flores y mensajes escritos junto a las figuras y, con el transcurrir del tiempo, yo también he acabado por unirme al homenaje, cada vez que paseo por las veredas y senderos de ese pequeño bosque urbano donde un día todo cambió ".


No olvidemos a los músicos de Bremen y a tantos héroes anónimos que se enfrentaron a un destino cruel diseñado por sus enemigos. Bajo la bandera de la paz, con la fuerza de la razón y contra todo pronóstico vencieron a sus opresores... Repitamos juntos una y otra vez que  SI SE PUEDE !!!!